Sonidos en silencio
Manifiesto Barranquilla
El ser humano como ser social se ha estructurado a través
del desarrollo psicobiológico como un ser integral. Esto a su vez le ha dado la
posibilidad de desarrollar en sí mismo procesos de inteligencia para solucionar
situaciones problémicas de la vida y su entorno, y creatividad para expresarse
desde lo novedoso y significativo como propuesta de construcción a sus bases de
desarrollo.
Si bien, la educación normativa actual ha tenido en
cuenta las artes para incentivar este desarrollo integral que siempre hemos
soñado, es relevante entender que aun
hoy en día completar desde cada proyecto educativo institucional este deseo ha
sido voluntad de pocos que a partir de intereses fuertes han defendido, luchado
y dado gran significado al efecto que las artes, y en especial la música, da al
desarrollo cognitivo, intelectual, emocional y proyectivo.
A través de este espacio de formación y reflexión
profesional en el que nos encontramos hoy, y que busca acercarnos a una mayor
comprensión de los “Sonidos Escolares”, hemos experimentado y vivenciado desde
un trabajo de campo en un número de instituciones educativas distritales, a las
que nos desplazamos y compartimos las opiniones de estudiantes, docentes y
directivos docentes sobre el desarrollo histórico y actual de la educación
musical y de las artes en general en cada institución, se ha llegado a la
conclusión de la inmensa necesidad que existe en que la educación que hoy
concebimos como “integral” trascienda de lo formativo a lo vivencial y
significativo, desde la perspectiva de aprendizaje de Ausbel, en la que
pensemos que lo “productivo”, idea que a nivel socioeconómico se viene
implementando y exigiendo obligatoriamente en nuestras planes de estudio con
mayor énfasis en lo económico, no debe ignorarse en los efectos y resultados
que la música desde la educación primaria y en todas las etapas de la vida
ejerce sobre el comportamiento, inteligencia, desarrollo de la personalidad, y
más en el ser humano.
A nivel general los sujetos entrevistados y observados
expresaron la importancia de la educación musical en sus programas educativos,
sin embargo dejaron ver cómo se resalta la falta de espacios físicos (aulas
especializadas, instrumentos, espacios de formación), material humano
especializado (docentes formadores especializados en las disciplinas
artísticas) y el apoyo directivo (a
veces “se hace lo que el directivo quiere y lo que le gusta…”). La gran mayoría de las instituciones del
distrito no contemplan en su planta docente formadores en música, y en muchos
casos ni siquiera en sus planes de estudio.
Las que si, en su mayoría son instituciones antiguas con estructuras
curriculares y programas académicos bien definidos, aunque en algunos el
profesor que lidera el área o los proyectos de música tiene como especialidad
“cualquier otra área” menos la específica que orienta. Esto no permite que haya
un mejor desarrollo –se expresa en la misma comunidad educativa.
Entender que como proceso formativo, el arte musical
implica en sí mismo el desarrollo de dimensiones y competencias de tipo
cognitivo, comunicativo, socioafectivo y más, debe llevarnos a una practica
pedagógica en la que el programa de música no sea específicamente para “mostrar
en los actos culturales” sino para aportar al desarrollo integral del ser
humano. Pretender que el profesor de
música cumple su función pedagógica al “mostrar” simplemente es dejar sin valor
y sin sentido una construcción integral necesaria para el desarrollo de la
humanidad.
Es por lo anterior, que como gestores de nuestra propia
sociedad y la venidera debemos alertarnos sobre la necesidad de comprender y dar en la practica el valor
que corresponde a la música y las demás disciplinas artísticas, así como se lo
hemos dado a otras líneas de aprendizaje, que sin duda se lo merecen. En este sentido es posible recordar que de
manera similar como las matemáticas, el deporte, las ciencias sociales activan
campos especializados del cerebro y permiten un mayor desarrollo cognitivo y de
la inteligencia, el arte en sí mismo se desarrolla a partir de procesos
complejos superiores que además de ser expresiones creativas del ser humano,
integran todas los demás procesos de las otras áreas formativas y de
desarrollo: “La música es expresión comunicativa, se basa en elementos
matemáticos, impacta las esferas sociales y desarrolla la emotividad y
personalidad propia de quien la expresa.
Todo esto propicia a nivel educativo una mayor calidad, y a nivel social
un cada vez mejor ser humano.” (Suárez, 2012).
En nuestras manos está hoy reevaluar y resignificar lo
que somos, e ir más allá, llevarlo a la práctica y a la vivencia diaria. Vivir el arte es vivir como ser humano.
Diplomado Sonidos
escolares
Barranquilla, Noviembre 1 de 2012.